Honduras tendrá elecciones presidenciales a fin de noviembre y el sector energético observa con atención —y preocupación— la falta de definiciones concretas por parte de los principales candidatos. En un contexto regional donde la inversión en renovables crece a ritmo acelerado, la ausencia de señales claras sobre el rumbo energético hondureño podría dejar al país rezagado frente a sus vecinos.
Uno de los puntos más sensibles es la indefinición sobre la estructura institucional clave del sector, por lo que la falta de respuestas sobre estos organismos genera incertidumbre en el mercado y dificulta la planificación de proyectos a largo plazo.
“Ninguno de los candidatos ha definido aún cómo se conformará el Ministerio de Energía, la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE), la CREE o el CND”, señalaron fuentes cercanas a Energía Estratégica.
El panorama electoral muestra a Nasry Asfura (Partido Nacional), Salvador Nasralla (Partido Liberal) y Rixi Moncada (Partido Libre) como los tres principales contendientes para gobernar durante el período 2026-2030. Si bien las encuestas son poco confiables —por su sesgo según el partido que las encarga—, hay un dato consistente: en los estudios internos de los partidos Liberal y Libre, el Partido Nacional aparece en segundo lugar. Esto refleja un escenario abierto y polarizado.
A pesar de sus diferencias ideológicas, hay un punto común: todos los candidatos coinciden en la necesidad de recuperar la confianza de los sectores productivos y atraer inversión. La energía aparece en sus discursos como una pieza estratégica para ese objetivo, aunque con matices significativos en la forma de abordarlo.
Por un lado, Salvador Nasralla propone un modelo de Estado competitivo, con apertura de mercados, mejor acceso al crédito y colaboración público-privada. Su planteo busca eliminar barreras para el crecimiento y modernizar la infraestructura energética. Si se concreta en políticas reales, podría generar condiciones propicias para acelerar la incorporación de tecnologías limpias.
Nasry Asfura, en cambio, enfoca su propuesta en la estabilidad institucional, descentralización y generación de empleo. Su mensaje de “menos discursos y más acción” apunta a generar confianza y previsibilidad, factores clave para inversiones de largo plazo. En el ámbito energético, su visión se alinea con continuidad regulatoria, expansión de redes y asociaciones con el sector privado para ejecutar proyectos renovables.
Finalmente, Rixi Moncada, por su parte, representa una línea más estatista, con foco en la transparencia y el control del gasto público. Si bien su postura genera dudas en el sector privado, desde el entorno técnico se reconoce que, con claridad normativa, apertura al diálogo e incentivos, podría reforzar la institucionalidad del sector y facilitar una transición energética bajo liderazgo estatal.
En paralelo al debate electoral, el gobierno de Xiomara Castro mantiene abierta una licitación clave de 1500 MW para proyectos de generación renovable, que incluye desarrollos solares, eólicos y de biomasa. Este proceso busca diversificar la matriz energética y reducir la dependencia de fuentes térmicas. La continuidad de esta iniciativa será una prueba para el nuevo gobierno y una señal importante para los inversores.
Para el sector, la preocupación va más allá de los nombres propios. “Lo fundamental es que Honduras consolide principios clave como el libre mercado, la seguridad jurídica y la estabilidad regulatoria”, remarcan desde fuentes cercanas a Energía Estratégica. El consenso en torno a esos pilares permitiría convertir las energías renovables —hidráulica, solar, eólica, biomasa o almacenamiento— en la base de una economía más competitiva y resiliente.
La elección de 2025, entonces, no solo definirá al próximo presidente, sino el modelo de desarrollo que seguirá el país en la próxima década. Si el nuevo gobierno logra construir una política energética de largo plazo, con reglas claras, instituciones fortalecidas y compromiso con la transición, Honduras podría convertirse en un polo de atracción para la inversión verde en Centroamérica.
Lo que está en juego no es solo quién gobierna, sino cómo se gobierna. Para que las oportunidades se conviertan en realidades, será clave que la voluntad política esté a la altura de los desafíos que plantea el nuevo paradigma energético.
La entrada Honduras frente a las urnas: tres modelos políticos con efectos clave para el sector energético se publicó primero en Energía Estratégica.